el invierno se ha ido - los nuevos colores # 2017/2018 vienen

una mañana llena de inspiración


caminando por las calles con esa increíble luz mis pensamientos van hacia los colores de la seda para esta nueva colección

té verde

Recorriendo a través de Vietnam y visitar las plantaciones de Té Verde es maravilloso, son suaves lomas cubiertas de té y entre estas matas vas viendo mujeres cortando las hojas mas tiernas y guardándolas en sacos que luego llevan a una cooperativa , en donde pesan y anotan lo entregado. Es un trabajo de mujeres, que con sus manos enguantadas escogen lo mejor para nuestro consumo. El silencio en la recolección, concentradas, haciendo el trabajo prefecto y luego cuando se juntan cada una con sus sacos comienza la conversación y es un momento de alegría, de compartir que contagia...

buscando seda


la nueva colección 2017


la nueva colección ha llegado¡¡¡¡¡ llena de color y texturas .... las espero en la tienda

Té Verde
Sánchez Fontecilla #356 | Las Condes

tel: +56. 2. 25014221


viaje

He estado en unos lugares increíbles, el paisaje montañoso es una poesía, el camino es un subir y bajar montañas, en un momento estás arriba con una vista a los arrozales, al río, a esas casas de madera en medio de la montaña rodeadas de plátanos gigantes, las minorías étnicas trabajando, caminando, cortando arroz, motos que suben y bajan, mis ojos están llenos de vida y cansancio. Mis brazos negros de tanto tomar fotos, por suerte mi pelo (un gran paraguas) me protege la cara, veo a esas mujeres cargando leña, los niños cargando vegetales, es un ir venir constante, los rostros curtidos por el sol y el aire, escuelas en todos lo pueblitos, los niños recorriendo distancias enormes para llegar, que distinto a nuestro ritmo de vida. En algunos momentos, al mediodía se detienen y los ves sentados frente a estos parajes riendo, comiendo, conversando, con esos trajes llenos de colores mezclados con los colores de sus cargas. Estoy muy conmovida, estoy tocada en el alma por esta gente tan especial, sus rostros se convierten en una belleza aún siendo tan diferentes a lo que consideramos belleza. En la ruta vas pasando por lugares habitados por distintas minorías y los colores de sus trajes van cambiando, unos llenos de colores fuertes y con brillos donde priman los fuxias, los verde limón, naranjas, luego se llenan de un azul tan brillante, cerca de la frontera con China, luego a los índigos con una pequeña muestra de color en sus pañuelos, verdes en las chaquetas, luego adentrarse en la baja montaña donde las casas pegadas unas a otras, de madera, obscuras con las faldas y la ropa colgando de palos de madera en donde los niños corren desnudos por las calles, todos haciendo algo, recolectando el maíz, lavando ropa con los pies, cortando madera, quemando maleza, no para la verdad que no para... Las distancias se convierten en horas tras horas de recorrido, mi espalda se queja, mi cuerpo está agotado pero lo que he visto lo merece de sobra.

Dance club

Eran las 9 de la mañana y mi amiga Lien me pasó a buscar en su moto, me llevaba a un centro deportivo, en donde había una gran piscina temperada, mesas de ping pong, máquinas de ejercicios, etc , pero nosotras íbamos al tercer piso a un dancing club... No me imaginaba a lo que iba, era un gran salón con una pista de baile al centro y mesas con sillas alrededor, todo oscuro , con luces de disco, estamos hablando de las 9 de la mañana, la entrada costaba 1.5 dólar con derecho a un té o una cerveza. Dos horas de baile... entramos y llegan las mujeres y se cambian ropa y aparecen con vestidos de fiesta, llenas de brillo y con sus zapatos de baile, elegantísimas, los hombres con traje y sus zapatos con taco en sus pies pequeños. El salón se empieza a llenar, las luces bajan de intensidad y la música comienza. Lo que vi me llenó de emoción, era alegría, coquetería, elegancia, brillo, todos bailando al mismo ritmo, con los mismos pasos, en la misma dirección, era una ola de bailarines que se deslizaban por la pista de baile. Pasaban de rumba, vals , lambada, chacha chá, bailes tradicionales, tango, mis ojos cada vez mas abiertos no quería perderme nada de lo que estaba pasando, me sentí como en la película china “in the mood of love”. Las parejas haciendo gala de sus trajes, de sus pasos, de sus peinados, de sus compañeros de baile, lo estaban pasando de maravilla, uno tras otro baile sin parar... Hasta ese momento todo iba pasando frente a mi, y de repente me sacan a bailar ... partí confiada de mi capacidad de baile pero fue un desastre no sabía ningún paso, todos sabían el un, dos, tres, un dos tres, un, dos, tres... mi compañero de baile muy educadamente me indicaba con sus dedos en mi espalda con cuál pie debía seguir, después de varios intentos logre avanzar, lo peor de todo es que les encanta hacerte girar y girar y girar y girar alrededor de la pista, y los trajes vuelan y el aire de los ventiladores te mueve el pelo y realmente estás en otro mundo en el “dancing club”... mareada de tantas vueltas vuelvo a mi asiento y nunca mas pare de bailar, dos horas de intensidad... a las once de la mañana se prenden las luces y la magia del dancing club termina, las mujeres se cambian de ropa y vuelven a su rutina. De vuelta en mi hotel revivo esa magia y la comparto con ustedes.