Dance club

Eran las 9 de la mañana y mi amiga Lien me pasó a buscar en su moto, me llevaba a un centro deportivo, en donde había una gran piscina temperada, mesas de ping pong, máquinas de ejercicios, etc , pero nosotras íbamos al tercer piso a un dancing club... No me imaginaba a lo que iba, era un gran salón con una pista de baile al centro y mesas con sillas alrededor, todo oscuro , con luces de disco, estamos hablando de las 9 de la mañana, la entrada costaba 1.5 dólar con derecho a un té o una cerveza. Dos horas de baile... entramos y llegan las mujeres y se cambian ropa y aparecen con vestidos de fiesta, llenas de brillo y con sus zapatos de baile, elegantísimas, los hombres con traje y sus zapatos con taco en sus pies pequeños. El salón se empieza a llenar, las luces bajan de intensidad y la música comienza. Lo que vi me llenó de emoción, era alegría, coquetería, elegancia, brillo, todos bailando al mismo ritmo, con los mismos pasos, en la misma dirección, era una ola de bailarines que se deslizaban por la pista de baile. Pasaban de rumba, vals , lambada, chacha chá, bailes tradicionales, tango, mis ojos cada vez mas abiertos no quería perderme nada de lo que estaba pasando, me sentí como en la película china “in the mood of love”. Las parejas haciendo gala de sus trajes, de sus pasos, de sus peinados, de sus compañeros de baile, lo estaban pasando de maravilla, uno tras otro baile sin parar... Hasta ese momento todo iba pasando frente a mi, y de repente me sacan a bailar ... partí confiada de mi capacidad de baile pero fue un desastre no sabía ningún paso, todos sabían el un, dos, tres, un dos tres, un, dos, tres... mi compañero de baile muy educadamente me indicaba con sus dedos en mi espalda con cuál pie debía seguir, después de varios intentos logre avanzar, lo peor de todo es que les encanta hacerte girar y girar y girar y girar alrededor de la pista, y los trajes vuelan y el aire de los ventiladores te mueve el pelo y realmente estás en otro mundo en el “dancing club”... mareada de tantas vueltas vuelvo a mi asiento y nunca mas pare de bailar, dos horas de intensidad... a las once de la mañana se prenden las luces y la magia del dancing club termina, las mujeres se cambian de ropa y vuelven a su rutina. De vuelta en mi hotel revivo esa magia y la comparto con ustedes.